El mundo está cambiando con más y más conexiones diarias en todos los aspectos de la vida cotidiana. Es vital que la educación también refleje estas demandas siendo que la tecnología está creando oportunidades en sectores que estamos empezando a explorar. Los estudiantes necesitan ser educados en este mundo cambiante, adquiriendo las habilidades y calificaciones que así se requieran a futuro.
La educación híbrida combina la instrucción presencial en el aula con actividades en línea. Concretamente, el sitio Blended Learning Universe (BLU), una iniciativa del Instituto Clayton Christensen para la Innovación, ofrece la siguiente definición:
“Educación híbrida se refiere a un programa educativo formal en el que el alumno realiza al menos una parte de su aprendizaje en línea donde pueda ejercer cierto grado de control sobre el tiempo, lugar, ruta o ritmo del mismo. Mientras que otra parte de su aprendizaje se lleva a cabo en un espacio físico distinto a su casa y con algún grado de supervisión. Ambas modalidades deben estar plenamente integradas en el curso de su aprendizaje”.
El modelo de aprendizaje híbrido es capaz de brindar una instrucción más personalizada a un mayor número de alumnos. Va más allá de simplemente usar nuevas tecnologías en la educación, significa aprovechar las posibilidades que ha abierto el acceso a Internet para darle a cada alumno una experiencia más personalizada y de acuerdo con sus necesidades.
4 Beneficios de la educación híbrida:
- El aprendizaje es evaluable para todos los alumnos.
- La enseñanza está más enfocada, aprovechando las clases presenciales para enseñanza, debates y apoyo del material del curso; dejando que las tareas, los cuestionarios y los exámenes se pueden realizar en línea.
- Calificación instantánea.
- Cuidado del medio ambiente. Se ahorra papel.
Las profesiones del futuro (y las del presente) están atravesadas de algún modo por la tecnología. El mundo que forma a los profesionales del futuro no debería ser ajeno a esta realidad. Y debería integrar la tecnología en las clases desde las primeras etapas de la educación.
El aprendizaje del siglo XXI pasa, sí o sí, por la competencia digital del alumnado y el profesorado para la búsqueda de información, para la creación de artefactos digitales y para la participación en una comunidad virtual de aprendizaje.
La cuestión entonces, tal como sostiene Fernando Trujillo, ya no es si tecnología sí o tecnología no, sino qué tecnología, producida por quién, para qué queremos esa tecnología y cómo queremos utilizarla.